Un estudiante de diseño de 22 años sorprende a los londinenses instalando jardines, piscinas, salas de estar y muchas cosas más allí donde la gente sólo tira basura.
Un cantero, un jardín, una plaza, una piscina, un solarium, una vivienda en alquiler, una sala de estar, una pista de skate: ¡un volquete puede transformarse prácticamente en cualquier cosa!
Más que para leer, este post es para mirar, para maravillarse, para escrolear hacia abajo, volver a mirar y a maravillarse, seguir escroleando, encontrarse con el link a un mapa interactivo, detectar en él la propuesta de su autor y maravillarse ya por completo.
Todo, gracias a Oliver Bishop-Young, un estudiante galés de 22 años que está terminando de cursar la carrera de Diseño en la Goldsmiths University de Londres y colaborando como diseñador freelance con el estudio de diseño sustentable [re]design, de la misma ciudad.
¿Qué hizo Oliver? Él mismo lo explica:
“Lo que más atrae mi atención, cuando camino por las calles, son los volquetes (o contenedores). No puedo dejar de mirar lo que hay dentro de ellos. Me atraen mucho los espacios arquitectónicos y uso prediseñado, en oposición al modo en que finalmente la gente usa o se apropia de esos diseños. Y ese es un tema que exploro con los volquetes”. “La ciudad le plantea muchísimos desafíos al diseño. Uno de los principales se relaciona con el destino final de las gigantescas cantidades de basura que genera. Yo creo que el concepto de reciclado apunta principalmente a encontrarles un nuevo dueño a materiales y objetos, dejando de lado los atributos o condiciones que parecen hacerlos aparentemente inútiles. Cuando diseño con basura trato siempre de encontrar el potencial para su futuro usuario”.
VOLQUETES MULTIUSO
“En 1995, una campaña publicitaria de Ikea en el que se veía a un montón de gente dejando sus muebles viejos en volquetes, fue –creo– lo que me ayudó a inspirarme. Así llegué a este concepto de hacer lo contrario: en vez de tirar, levantar cosas que encuentro en los volquetes y buscarles un nuevo uso, en la forma de una sala de estar o un jardín, frente a mi departamento. Esto crea un nuevo espacio para habitar, que está a mitad de camino entre mi hogar privado y el espacio público”.
“Es interesante considerar la idea de ‘espacio público’ en relación a los volquetes. Las cosas suelen ser arrojadas fuera de un hogar privado dentro de un volquete, donde quedan en exposición pública. Sin embargo, en ese momento no son exactamente públicas, ya que la ley establece que los objetos que están dentro de los volquetes son propiedad de la empresa de volquetes. Mi trabajo no es más que motivar a la gente para que tome cosas de los volquetes, promoviendo de este modo un cambio en el sistema. Mis volquetes convertidos sólo se hacen realidad con la participación de la gente”.
MAPA INTERACTIVO
El paso 2, dentro del proyecto de Bishop-Young, es un poco más complejo, pero enormemente movilizador. Tiene que ver con lo que propone el mapa interactivo que se ve aquí abajo: en él, el joven estudiante va ubicando y clasificando –por tipo de contenido– los volquetes que la gente descubre por Londres, con la simplísima idea de que otra gente pueda chequear en su página web, detectar si en algún volquete de la ciudad hay algo que le interese y dirigirse a él sin más trámite.
“SkipWaste.org.uk es un sitio (todavía en borrador) que diseñé con ese único objetivo. Una vez que uno hace clic sobre la silueta de un volquete, se despliega una ventana que muestra una lista detallada de su contenido y, cuando la hay, una foto del volquete mismo”.
Reciclado, altruismo, uno para todos y todos para uno.
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