La escultora colombiana Doris Salcedo (Bogotá, 1958) ha recibido esta mañana en la Sala XII del Museo Nacional del Prado el IX Premio Velázquez de las Artes Plásticas de manos del Príncipe de Asturias.
Don Felipe destacó el hecho de que por primera vez esta distinción, el principal galardón de las artes plásticas que concede España en el ámbito de la Comunidad Iberoamericana, se entrega a una creadora y transmitió un homenaje, "también justo y merecido", a la valiosa labor que llevan a cabo otras muchas autoras iberoamericanas.
Paralelismo con Goya
El Príncipe felicitó a la escultora colombiana y trazó un paralelismo con la obra de Goya hace doscientos años, en la que analizaba el mundo de su tiempo.
Don Felipe señaló que "la visión crítica de Salcedo se abre a una esperanza alejada de dogmatismos. Una posición que, desde el arte, deja siempre abiertas las puertas a la duda, al matiz y a la inviolable libertad de opinión. Ella misma ha dicho que el arte debe hacer contrapeso a la barbarie y a una realidad muy compleja, y debe generar espacios donde la gente pueda dudar, pensar, estar en desacuerdo. Por eso conjuga el arte con la ética. Si no eleva el tono, es porque su voz es la voz de las mujeres y hombres más anónimos. Si no ofrece mensajes de consumo rápido, si hace crecer nuestras preguntas, es porque la sinrazón no tiene respuestas".
Por su parte, la premiada agradeció "este reconocimiento que se le hace a mi obra, y que comprendo como un reconocimiento a las víctimas de violencia política cuyos testimonios dan forma a la misma". Salcedo recordó que desde hace 25 años produce sus obras en el mismo lugar. "Todas ellas sin excepción han sido realizadas en Colombia, un país en guerra. Uno de los tantos territorios donde la catástrofe se percibe como un evento continúo que no parece tener fin. Colombia siempre ha sido descrita en términos negativos, como un lugar incivilizado, subdesarrollado, irracional y brutal. Y es este carácter el que ha dado forma a la historia negativa que busco articular en mi obra: la historia de los vencidos".
El rigor de una propuesta
El Premio Velázquez de las Artes Plásticas fue creado en 2001 por el entonces denominado Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para distinguir a un creador en el ámbito de las Artes Plásticas, en cualquiera de sus manifestaciones, con la vocación de fomentar los intensos lazos entre la cultura y la creación artística de los pueblos iberoamericanos. Se concede anualmente y pueden presentarse candidaturas de cualquier país perteneciente a la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Tiene una dotación de 125.000 euros y, además, el Ministerio de Cultura organiza, a través del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, una exposición sobre la obra del ganador.
En las ediciones anteriores fueron distinguidos Ramón Gaya (2002), Antoni Tàpies (2003), Pablo Palazuelo (2004), Juan Soriano (2005), Antonio López (2006), Luis Gordillo (2007), Cildo Meireles (2008) y Antoni Muntadas (2009). En esta ocasión, la galardonada lo ha sido en reconocimento a la madurez de su trayectoria y la calidad de su obra. El jurado tuvo en cuenta "su importancia determinante en la apertura a la escena internacional del quehacer de una nueva generación de artistas en Latinoamérica, así como el rigor de su propuesta, tanto en la dimensión formal como en cuanto a su compromiso social y político". Asimismo, el jurado ha querido dar al premio "un carácter abierto a un trabajo sólido y vivo, con plena pujanza en la contemporaneidad".
Palabras de Doris Salcedo
Discurso de la ministra de Cultura
La violencia y su influencia en el tejido social
Doris Salcedo (Bogotá, 1958) estudió Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, y cursó estudios de postgrado en la Universidad de Nueva York (1984). Entre 1987 y 1988 dirigió la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Bellas Artes de Cali. Ha sido becada por la Fundación Guggenheim y Penny McCall.
Su creación gira en torno al grave problema de la violencia en Colombia y a su devastadora incidencia sobre el tejido social. Salcedo viaja a las zonas más deprimidas de su país y habla con las familias de los asesinados, incorporando estos testimonios a sus obras, ya sea directa o indirectamente. Utiliza a menudo muebles en sus esculturas, eliminando su naturaleza familiar y dándoles un aire de malestar y horror.
Una de sus primeras creaciones es Atrabiliarias, un mural compuesto de zapatos de mujer metidos en nichos y cubiertos por una fina película translúcida. En otra de sus instalaciones, Casa Viudas, los muebles lloran la pérdida de sus antiguos ocupantes aferrándose a huesos, los restos de un vestido...
Es una de las artistas colombianas más importantes en la escena contemporánea internacional. Sus obras han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, en la Tate Modern de Londres, en el Centro Pompidou de París, en el Art Institute de Chicago y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, entre otros.
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