En la histórica plaza Rosenthaler Platz de Berlín, ciudad que sin duda alguna genera las más interesantes e inovadoras iniciativas artistico-urbanas, se realizó una intervención que nos demuestra, una vez más, que el arte se puede vivir y dar en todo gesto, en cada acción, mientras allá una intención creativa de por medio.
La acción consistió en impregnar con colores el trayecto realizado por los coches que casualmente circulaban alrededor de la plaza, creando así un mosaico cromático producto del recorrido trazado por los automóviles.
En un semáforo ubicado antes de la entrada de la plaza se situó un grupo de ciclistas, quienes al ponerse la luz roja avanzaron vertiendo trece galones de pintura de diversos colores en el paso peatonal. Al aparecer la luz verde, el cotidiano andar de los coches en todas direcciones , fue el encargado de pintar, azarosamente, las calles alrededor de la Rosenthaler Platz. El resultado: una inédita y espectacular obra de arte.
Para esta ejecución se utilizó pintura a base de agua, especialmente tratada, para facilitar la limpieza y evitar cualquier posible daño al patrimonio de la ciudad y los conductores fueron previamente alertados sobre la acción que iban a realizar.
Todo en perfecta armonía, los ciudadanos presentes trascendieron la rutina diaria, logrando ver más allá de ella, y así bañaron de colores sus respectivos trayectos cotidianos. Esta intervención es, por su belleza y por las reflexiones que puede generar en el espectador urbano, una iniciativa que sin duda debería de repetirse en todas las plazas del mundo...
Todo en perfecta armonía, los ciudadanos presentes trascendieron la rutina diaria, logrando ver más allá de ella, y así bañaron de colores sus respectivos trayectos cotidianos. Esta intervención es, por su belleza y por las reflexiones que puede generar en el espectador urbano, una iniciativa que sin duda debería de repetirse en todas las plazas del mundo...
via: inside my crap
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