El concepto Arte en el espacio público se viene designando desde los años 60 aquellas tendencia de muchos artistas a sacar sus obras de los museos y a integrarlos en el espacio urbano. Desde entonces una joven generación de artistas se ha involucrado a lo público desechando el espacio nítido museal. Ahora mismo el espacio público confronta nuevos condicionamientos urbanos, historicos, politicos y sociales, lo que hace del artistas público un activista y un nuevo ciudadano. El objeto fundamental del Arte Público es desmitificar el concepto de creatividad… Nuestra intención es convertirnos de nuevo en ciudadano.

viernes, 25 de julio de 2008

the reverse graffiti project




+ info: http://es.youtube.com/user/reversegraffiti

lunes, 21 de julio de 2008

Verdulería móvil “Jardín de Paz”

La supuesta marca la inventó el director de arte Omar Di Nardo, tras fotografiar en el barrio porteño de Saavedra un insólito coche fúnebre convertido en verdulería.



Los primeros coches fúnebres construidos con ese fin –el de transportar ataúdes en los entierros– aparecieron en los entierros de la Inglaterra del siglo XVI, y eran obviamente tirados por caballos. En los Estados Unidos hay, sin embargo, registro de que ciertos transportes eran usados con ese objetivo ya a fines del siglo XIV.Durante los siglos que siguieron, los constructores de los taxis del último viaje fueron especializándose y profesionalizándose cada vez más. Primero se impuso la necesidad de que todo, absolutamente todo en el coche, fuera del color del luto: negro. Desde los rayos de las ruedas hasta las crines de los caballos. Y los caballos mismos, claro está.Pero eso no fue todo. Los imaginativos constructores no tardaron en dar rienda suelta a su imaginación, y así comenzaron a aparecer los faroles con vidrios negros, los murciélagos y demonios –de riguroso negro– en las esquinas de las cabinas, los tules negros colocados estratégicamente y hasta el vestuario –obviamente negro– para conductores y asistentes de las tristes ceremonias.Cuando, de acuerdo con los registros de la edición de mayo de 1907 de la revista Scientific American, aparecieron en los Estados Unidos los primeros coches fúnebres basados en combustible fósil, las condiciones para su producción continuaron siendo las mismas que para los vehículos de tracción a sangre: ornamentación ostentosa, luto omnipresente, tragedia en cuatro ruedas.Durante varias décadas, en todo el mundo, convivieron los coches fúnebres de caballos y los de motor.Finalmente, terminada la Segunda Guerra Mundial comenzó la definitiva etapa de los vehículos fúnebres motorizados. Y estilizados: poco a poco comenzó a permitirse ir dejando de lado los tocados y la ornamentación, hasta que acabó por adoptarse el estilo limosina para prácticamente todos los coches fúnebres del mundo.Inclusive el color negro dejó de ser obligatorio para las casas fúnebres: así, además del tradicional color blanco para los coches preparados para los entierros de niños, comenzaron a aparecer grises, azules oscuros y otros tonos similares.
DE LA ORNAMENTACIÓN A LAS VERDURAS. Es probable que ninguna de estas consideraciones históricas sobre los coches fúnebres rondaran por la cabeza del director de arte argentino Omar Di Nardo (Young & Rubicam) cuando, recorriendo el barrio de Saavedra, muy cerca de donde se encuentran las autopistas General Paz y Panamericana, se topó con la escena que se ve arriba.–¡Un jardín de paz! –pensó.(Aclaración para los ciudadanos iberoamericanos en cuyas ciudades no existe el nombre: en varias ciudades de la región hay cementerios de nombres parecidos. Jardín de Paz en Buenos Aires y en Panamá; Jardines de Paz en Bogotá.)–Del verdulero de Saavedra, me llamó muchísimo la atención que fuera un coche fúnebre, beige ¡y Mercedes-Benz! –remarca Omar al adjuntar la foto en un envío a Adlatina Lado B.Y completa su reflexión enriqueciendo todavía más su lectura:–El verdulero, cuando termina, se sube al Mercedes y se va… Tal vez entre así en el Mercado Central, o ¿¡salga a pasear el domingo en eso!? –se pregunta. Y cierra:– Y miren la paradoja: el mismo vehículo que llevó a alguien para que esté bajo tierra, también ofrece cosas que vienen de la tierra. ¡Para poder vivir, hay que comer! La tierra recicla todo… Se hace el círculo perfecto, ¿no?

martes, 1 de julio de 2008

Jack el destripador, versión siglo XXI

En 1888 un asesino destripó a cinco prostitutas de Londres; desde hace cuatro meses, alguien en la misma ciudad le rinde tributo decapitando gente… en los afiches.


Ejemplos variados –en algunos casos, impactantes– de lo que viene haciendo en la vía pública londinense el decapitador que en apenas cuatro meses ya es toda una celebridad (hacer clic permite no sólo ver más grandes las fotos, sino en varios casos observar el antes y el después); finalmente, abajo a la derecha, un video subido por el mismo “interventor callejero” a YouTube.
Entre el 31 de agosto y el 9 de noviembre de 1888, Mary Ann Nichols (43 años), Annie Chapman (47), Elizabeth Stride (44), Catherine Eddows (46) y Mary Jane Kelly (25) aparecieron en diferentes lugares de la ciudad de Londres –todas en el empobrecido barrio de Whitechapel– degolladas y destripadas.De su vida puede afirmarse que todas tenían en común el ganarse la vida como prostitutas ocasionales. De su muerte, que a todas les fue cortada la garganta de izquierda a derecha (lo que sugiere que el asesino era diestro); que todas sufrieron una mutilación abdominal y, en algunos casos, la extracción de un órgano interno como el útero (lo que sugiere que el asesino tenía cierto grado de conocimiento de anatomía); y que todas fueron asesinadas por alguien cuya identidad Scotland Yard jamás pudo develar (lo que sugiere que el asesino conocía al dedillo los movimientos de sus perseguidores).Desde entonces, las teorías y los acusados han sido tantos y tan variados que han dado origen a una especialización bautizada ripperology (por ripper, destripador en inglés), cuyos practicantes son llamados ripperologists.La policía inglesa se topó, durante sus frenéticas investigaciones (los crímenes, que parecían no dejar descanso a sus pesquisas, ocurrieron uno el viernes 31 de agosto, otro el sábado 8 de septiembre, dos el domingo 30 septiembre y el último, el viernes 9 de noviembre de aquel año), con dos cartas aparentemente enviadas por el asesino. De la primera de ellas fue de donde se tomó el nombre con que se inmortalizó al aun hoy desconocido sujeto.La carta, escrita en tinta roja y recibida el 25 de septiembre por la Agencia Estatal de Noticias, decía: Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha capturado, pero en realidad todavía no me han encontrado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a la dama en cuestión no le dio tiempo a gritar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito… Firmado: Jack el Destripador.Sin embargo, nadie pudo demostrar nunca que esa carta proviniera efectivamente del asesino. Algo muy distinto a lo que ocurrió con la segunda misiva, que traía un documento adjunto de incuestionable contundencia. Estaba dirigida a Gorge Lusk, presidente del Comité de Vigilancia de Whitechapel, fue recibida el 16 de octubre y decía: Desde el infierno. Señor Lusk. Señor, le adjunto la mitad de un riñón que tomé de una mujer y que he conservado para usted. La otra parte la freí y me la comí, estaba muy rica. Puedo enviarle el cuchillo ensangrentado con que se extrajo, si espera usted un poco. Firmado: Atrápeme cuando pueda, señor Lusk.¿De quién se ha sospechado? De muchísimos.Del médico de la reina, William Withey Gull; de masones; de varios pintores; de algunos miembros de la familia real británica; de James Maybrick, un comisionario algodonero de Liverpool que en su diario –hallado en la década del 90– se declaraba el autor de los crímenes; de un peluquero llamado Aaron Kosminski; de una mujer sin identidad conocida; de Lewis Carroll (porque en uno de sus poemas parece haber una declaración hecha con anagramas); de Walter Richard Sickert, un pintor alemán radicado en Inglaterra; y quién sabe de cuántos más.Entretanto, ya han pasado 120 años de los cinco asesinatos y el tema sigue dando letra a escritores, a directores de cine y de teatro, a músicos… y a imitadores en versión light.
EL DECAPITADORNombrado con ese adjetivo fulminante, el nuevo interventor callejero de Londres parece dejar hecho un bebé de pecho al viejo y casi tierno Jack… hasta que uno se entera de que las personas que decapita no son de carne y hueso, sino de papel impreso, previas maniobras con el Photoshop.Todo comenzó el 17 de diciembre pasado, cuando en el barrio de Shoreditch (en lo que se llama el East London) el artista le quitó la cabeza a la foto de una mujer que, en un afiche callejero, miraba hacia arriba mientras degustaba tranquilamente un chupetín (ver arriba, primera línea a la derecha). Desde ese momento, la tarea del autotitulado The Decapitator (El Decapitador) no cesó, e incluso va mejorando y perfeccionando no sólo su técnica, sino sus modos de exhibir sus logros.Así, primero lanzó su exclusiva colección en su propio espacio en Flickr, que ha ido constantemente creciendo en cantidad y cuyos últimos agregados son del jueves 17 de abril pasado.Y más tarde, el 31 de enero, subió a la web el video que ilustra este post, que muestra todo su proceso de principio a fin, en ese caso con la contratapa de un diario gratuito londinense con un anuncio a página completa de Motorola con la figura del (finalmente decapitado) David Beckham

La muerte absurda de Pippa Bacca

Dos artistas vestidas de novias partieron el 8 de marzo de Milán para cruzar Medio Oriente a dedo y llegar a Israel. El asesinato de una de ellas interrumpió el sueño.

Una de las fotos de Pippa Bacca y Silvia Moro –en la foto, en ese orden– que todavía puede verse en el sitio web del proyecto Brides on Tour: haciendo dedo para llegar a Zagreb.
Tenía 33 años y un sueño, pero se le quedó por la mitad.Se llamaba Giuseppina Pasqualino di Marineo, pero como artista usaba el seudónimo de Pippa Bacca.Había partido con su amiga y colega Silvia Moro (37), el Día de la Mujer, en un recorrido artístico que pretendía promover la paz y el concepto de “matrimonio de culturas” entre los países de Medio Oriente, pero una muerte absurda dejó su vestido de novia tirado en un oscuro rincón de una ignota aldea turca.
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Pippa Bacca era la tercera de cinco hermanos y había crecido a imagen y semejanza del espíritu de libertad y el gusto por lo exótico que le había inculcado su propia madre, Elena Manzoni. “Yo misma siempre fui una fanática del hitch-hiking –explicó hace poco Manzoni a la prensa–. Es el mejor modo de conocer gente y lugares. Pippa heredó eso de mí”.Un año atrás, las dos jóvenes artistas habían concebido su proyecto mientras conversaban sobre cómo dramatizar un mensaje de paz. Les gustaba la idea de un viaje, en parte para simbolizar los modos en que la mente puede viajar hacia el compromiso. Los vestidos de novia llegaron después, como una forma de evocar el sentido de esperanza y de quiebre que una novia debería sentir el día de su boda.La intención era no atarse a agenda alguna. Para eso necesitaban muy poco apoyo económico, que rápidamente encontraron. Harían amigos allí donde llegaran. Serían libres.
EL VIAJELlegaron a Estambul dos semanas después de partir de Milán, tras atravesar los Balcanes. El destino final, Israel, todavía estaba lejos: faltaba atravesar no sólo Turquía, sino también Siria y el Líbano. Durante esos primeros quince días ya habían venido dejando testimonio del cumplimiento de su sueño en el espacio que su sponsor Foto Up había preparado para ellas, bajo la marca Brides on Tour.Tras algunas jornadas en la capital turca, la mañana del 31 de marzo Pippa Bacca salió de la ciudad y, una vez en las afueras, comenzó a hacer dedo. Un par de horas después ya había llegado a Gebze, una ciudad 40 millas al sudeste de Estambul, en dirección a Ankara. Allí hizo una compra con su tarjeta de crédito, fue vista comiendo algo en un McDonald’s y, por última vez, en una estación de servicio, ya en el límite de la ciudad.Todo lo que ocurrió después sólo pudo saberse alrededor de dos semanas después, cuando finalmente la policía local logró atar cabos y descubrir la verdad.Mientras, tras un día y medio de falta de noticias, su familia en Italia –con la que Pippa se comunicaba constantemente– dio aviso primero a la Cancillería italiana y, luego, al cónsul italiano en Estambul. El blog de Bacca y Moro, entretanto, no hacía más que preguntar “Pippa Bacca, dove sei?” (¿Dónde estás?).La búsqueda terminó cuando Murat Karatas, un turco de 38 años, cometió el error de hacer una llamada con el teléfono celular de la italiana que había levantado con su automóvil dos semanas antes en las afueras de Gebze.Trabajador itinerante y ex convicto por robo, Karatas –que no pudo haberse comunicado en idioma alguno con Pippa, porque él no habla italiano y ella no hablaba turco– confesó su crimen apenas fue apresado por la policía turca. Luego de recoger a Bacca en la estación de servicio, la condujo a una zona apartada, la violó y, ante los esfuerzos de ella por resistirse, acabó estrangulándola. Apenas una hora después de haberla encontrado, confesó Karatas, Bacca ya estaba muerta.El vestido de novia que ella había usado hasta ese momento fue recuperado por la policía y devuelto a su familia en Italia.Hoy, Silvia Moro anuncia que el sueño de ambas tendrá que ser completado. “Será el mejor homenaje que podríamos hacerle a Pippa”, afirmó.

Limpiar las paredes puede ser vandalismo

El arte del “graffiti invertido” consiste en escribir limpiando paredes sucias y tiene muy pocos representantes en el mundo, que son perseguidos por su… limpieza.

A comienzos de 2007, el brasileño Alexandre Orion (arriba) ornamentó las paredes de un túnel de San Pablo con calaveras “limpias”; el túnel las exhibió hasta que las autoridades decidieron tomar el toro por las astas y limpiaron por completo las paredes del túnel.
Desde hace algunas semanas, el inglés Paul “Moose” Curtis se encuentra en San Francisco, contratado por la marca de productos de limpieza Green Works (de Clorox), limpiando las paredes del túnel de Broadway y estampando en ellas siluetas de árboles y plantas oriundos de California; en este video Moose explica el proyecto (en inglés).
Quien mejor presentó el tema fue el periodista Matt Chapman, del portal www.inhabitat.com, en una nota publicada a comienzos del año pasado: “¿Cuándo puede el acto de limpiar las veredas ser considerado un crimen? –se preguntaba Chapman. Y de inmediato se respondía–: Cuando lo estás haciendo para crear arte, obviamente”.Desde hace un tiempo, unos pocos artistas, en distintos rincones del mundo, están expresándose a través de herramientas que no son las clásicas del arte. En vez de pinceles y lápices, esponjas y cepillos. En vez de óleos o acuarelas, agua y jabón. Y en vez de lienzos en blanco, paredes bien sucias. Necesariamente sucias: sin la pegajosa suciedad que el tiempo va depositando en ciertos muros clave de las ciudades más pobladas –sobre todo en aquellos muros que se encuentran junto a calles de intenso tránsito de automóviles–, el arte de los graffiteros invertidos carece por completo de sentido. Y no sólo se vuelve inútil: simplemente se hace imposible.
DOS LIMPIADORES DOSNacido en Leeds, Inglaterra, Paul Moose Curtis cuenta que la inspiración le llegó diez años atrás, cuando se encontró con paredes cubiertas de smog en las que la gente, con el simple mecanismo de pasar el dedo por ellas, había dejado escrito su nombre. Un mecanismo de inspiración que también podía haberle ocurrido al ver las palabras “Wash me” (en la Argentina sería “Lavame, sucio”) estampado, dedo mediante, en los parabrisas traseros de los autos y las lonas de los camiones… sucios.Pese a que Moose fue con el tiempo haciéndose más y más conocido en su ciudad natal y comenzó a ser contratado por anunciantes como Microsoft, Coca Cola, Channel 4 y Smirnoff, el Leeds City Council rápidamente condenó sus prácticas y las consideró explícitamente vandalismo: “Los habitantes de Leeds quieren vivir en un entorno limpio y atractivo, y esperan que sus calles estén libres de graffitis y de publicidad ilegal –anunció en un comunicado–. Consideramos que esta clase de publicidad pícara constituye un daño ambiental y actuaremos contra los anunciantes que la utilicen sin los permisos pertinentes”.Qué tipo de acción habrá ejercido el Concejo de Leeds contra los anunciantes, nadie lo sabe. ¿Obligarlos a ensuciar nuevamente lo que habían limpiado?El otro artista-limpiador es el retratado en las dos fotografías de arriba de todo: el brasileño Alexandre Orion, que en el verano 2006/2007 llenó un túnel de la ciudad de San Pablo de calaveras, generadas por supuesto con el idéntico método de limpiar prolijamente las áreas indicadas de las paredes cubiertas de smog.En su caso, las autoridades no emitieron comunicado oficial alguno, pero sí actuaron rápidamente. Comenzaron limpiando por completo la pared que Orion había ilustrado en primer lugar. Y cuando el artista optó por continuar su obra en la pared de enfrente, no sólo repitieron su acción limpiadora sobre esa pared, sino que repitieron la maniobra con todos los demás túneles de la ciudad.Arte y ambientalismo –o limpieza, al menos– se habían dado la mano una vez más.