Dast1, Bogota, Colombia.
El Ayuntamiento de Barcelona desde hace cuatro años atrás hasta día de hoy, prohibía la utilización del spray en vía pública algo penado por la ley de urbanismo de la ciudad con una multa de 3000€, aplicado con ello un nivel de tolerancia cero, además llevan años intentando normalizar la situación del arte urbano en la ciudad desde colectivos de artistas, centros de arte y empresas privadas sin mucho éxito, sólo para mantener esa marca registrada de ser la ciudad modernista de Gaudi, Puig, Montaner para nombrar algunos de su renombrados arquitectos, sobretodo, para mantener la rentabilidad del turismo, porque como muchos sabemos, la mayoría de los ciudadanos que viven en Barcelona no son oriundos de esas ciudad, de hecho, no son ni catalanes. El caso es, que sin ser algo exclusivo de una ciudad como Barcelona, nuevamente los diseñadores de ciudades y aquellos a quienes sirven no sólo desconfían de las prácticas reales de los ciudadanos y sino también se mantienen al margen de la sociedad que las ciudades contienen, haciendo ver que los espacios públicos son para ser contemplados y de vez en cuando recorridos a través de pasajes debidamente indicados. Lo cierto, es que el ayuntamiento catalán en su afán erradicar el “graffiti” en todas sus manifestaciones por fomentar el vandalismo, a través de su Departamento de Paisajismo de la Ciudad penalizaba por igual con multas a comerciantes y pintores in situ si las persianas eran grafiteadas, evitando que cada comerciante pudiera disponer o poner el dibujo que quisiera en su persiana por ser una practica ¡tercer mundista! que nada aporta a la estética de la ciudad. Pues, ahora resulta que gracias a la crisis que se vive en España y la sempiterna intención de Cataluña en ser una comunidad soberana, el tema de las persianas han sido relacionada con los grandes momentos de la catalanidad, y este hecho van a permitir cierta licencia para las pintadas y los grafittis. Es probable que las autoridades de la ciudad condal hayan recordado que la calle puede ser una fuente inagotable de inspiración que va más allá de los edificios, monumentos y parques, y que esta inspiración también se encuentra suscrita en el lenguaje del arte urbano, que a menudo es el más indicado y es el más efectivo para subvertir la realidad urbana que la retórica política y, que el mismo puede ser un excelente aliado para una institución político - social como lo es un ayuntamiento. Afortunadamente, eso lo ha entendido la alcaldía del municipio Chacao en la ciudad de Caracas, que a través de un consenso (vecinos, comerciantes y artistas) ha permitido que las persianas de los comercios de este municipio se conviertan en unas vitrinas para el arte urbano. También cabe la probabilidad, muy a pesar, que arte urbano nace en las ciudades del primer mundo, que este realmente sea una practica tercermundista, una practica que funciona y fomenta la convivencia en ciudades como Caracas que necesita más convivencia ciudadana y menos hipocresía institucional. Desde luego, si creemos que el arte urbano puede transformar una ciudad no estamos ni tibio, esa es una utopia que se la dejamos a los jóvenes grafiteros, que por jóvenes creen que a través del graffiti pueden fomentan la anarquía, el activismo y cambiar al mundo sin desprenderse de sus inflados egos, y quienes por lo general suelen ignorar que el arte urbano primero es un arte y luego una manifestación que bien empleada es un medio para un fin y no al revés.
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