El concepto Arte en el espacio público se viene designando desde los años 60 aquellas tendencia de muchos artistas a sacar sus obras de los museos y a integrarlos en el espacio urbano. Desde entonces una joven generación de artistas se ha involucrado a lo público desechando el espacio nítido museal. Ahora mismo el espacio público confronta nuevos condicionamientos urbanos, historicos, politicos y sociales, lo que hace del artistas público un activista y un nuevo ciudadano. El objeto fundamental del Arte Público es desmitificar el concepto de creatividad… Nuestra intención es convertirnos de nuevo en ciudadano.

martes, 20 de septiembre de 2011

Caracas más Frágil que nunca.
Douglas García R © 2011


Cuando la plataforma creativa urbana Taller de Bicicletas decidió intervenir en el festival urbano “Por el medio de la calle”, lo hizo exhortada por la periodista y activista urbana Mirelis Morales y porque este festival a pesar de sus seis años sigue siendo una apuesta por la ciudad, la ciudadanía y el arte. Para ello pensamos en varias posibles propuestas para finalmente decidirnos por “Caracas Frágil”, ponderando a una urbe llena de carencia, desapacible, trágica, grotesca, pero entrañables y demasiado hermosa para alejarla de nuestro apego y de nuestra voluntad. Para ello proyectamos nuestra propuesta en varios posibles escenarios de Chacao que no nos fueron concedidos, sencillamente, y sin animo de reproche, la organización de este festival nos otorgó una calle que nos pareció apartada de todo y, al no tener la misma otros artistas como suele suceder en este evento, nos pareció una calle periférica e inhóspita, no obstante, era un reto, teníamos los vehículos, 160 mts de plástico burbuja y una enormes ganas de ver que “Caracas Frágil” no era un propuesta abstracta.


Una vez en Chacao nada podía detenernos, ni la molesta lluvia que nos retrasaba, ni siquiera los insultos, descalificaciones y amenaza de un bizarro personaje miembro del círculo bolivariano que con un débil discurso sobre el capitalismo arremetía contra nosotros desde la puerta sur del viejo mercado de Chacao o la hostil negociación con un motorizado que decidió aparcar su moto en nuestro espacio de actuación. Aquella calle agreste comenzó lentamente a fluir, la gente pasaba, se retrataba y disfrutaban de nuestro montaje, algo que era imposible en nuestras antes codiciadas calles de actuación, donde los montajes y los artistas se encontraban atrapados en alborozado frenesí de una marea humana que no dejaba de crecer. La intervención “Caracas Frágil” tenía sentido y ganaba mucho valor con el correr de las horas en la vida colectiva de un festival, era una lúdica y lúcida intervención de un espacio donde se unía la intensidad sensorial de reventar burbujas del plástico con la crítica y el activismo social. Una propuesta de arte público que pasó a ser una metáfora de distintas lecturas en la mente de aquel que pasaba delante de ella. Y ante la imposibilidad de podernos pasear y apreciar los trabajos de otros artistas amigos, muchos de los chicos de la plataforma decidieron quedarse a interactuar y regalarle a la gente calcomanías. ¡Todo éramos cautivos de la buena vibra caraqueña!,.. Lo que sucedió después, pasó a ser parte de un anecdotario, fue la transición de un desorden aparente al desenfreno que se salió de sus cauces, y ante esto, y por temor por los vehículos que utilizamos decidimos desmontar e irnos a disfrutar los distintos conciertos que ofrecía el festival.


Comentar sobre un festival como los es “Por el medio de la calle” es cortar y pegar notas de muchas personas. Ciertamente, las críticas son muchas y no deseo caer en la precisión quirúrgica de las descripciones de dichas críticas, pero teniendo en cuenta que este festival tiene una experiencia de seis años, es poco comprensible entender el por qué cae en la venialidad de cometer los mismos errores. Sobretodo, por qué se insiste en presentarlo todo a un mismo tiempo y se juega a la convocatoria feroz como si de una verbena se tratara, cuando saben que se verán desbordados y con poca capacidad de maniobra a la hora de atender espacios, artistas y multitud. A pesar de ello, me niego a pensar en una Caracas sin un “Por el medio de la calle”, porque este festival es la vitrina de la cultura que genera nuestra ciudad, y también es el reflejo de la conducta cívica de nuestra sociedad, por lo tanto, pasarle factura a buen hacer (deseos) de una organización es pasarle un terrible factura a la ciudad. Como miembro de Taller de Bicicletas me parece temerario buscar culpables en aquellas personas que años tras años trata de hacer el festival más importante por no decir único de la ciudad, porque al hacerlo a ellos culpables nos hacen cómplices por inocencia a los artistas y activistas urbanos que creemos que si es posible hacer de nuestra ciudad un espacio gentil y creativo. Debemos sobretodo entender, que “Por el Medio de la calles” es un festival que se hace ciudad, y una ciudad debe reforzarse a través de la cultura creativa y la fortaleza moral y ética de sus ciudadanos y como dije al principio, es una apuesta y no un experimento perverso que mezcla la buena voluntad con los malos resultados. Compréndase también, que una ciudad es entre otras cosas espacio y la ciudadanía es entre otras cosas tiempo, entonces, porque no se conjuga de una manera más amplia los tiempos y los espacios. Este festival debería comenzar mucho más temprano para que los padres y sus hijos disfruten de la ofertas de aquellos artistas que trabajan con el público infantil, y cuando esto termine y los padres lleven a sus hijos a comer, la tarde pase a ser para el apacible recorrido de las personas que disfrutan del arte y los espacios, para ellos existen otras ofertas que podría incluir la gastronomía cuando se desmonten estos artistas. Los conciertos que congregan a las distintas subculturas urbanas deberían dar comienzo mientras las otras calles vuelven a su normalidad… quizás, de esta manera, se diversifique el público que optaran por la oferta que le sea más afín y el volumen de gente sea la misma pero con tiempos y espacios, recordemos que hay público para todo.


Categóricamente, es necesario abogar por la continuidad de un “Por el medio de la calle”, porque este festival en tanto sea festival, no sólo nos mostrará lo mejor que produce la cultura urbana sino también dejará en evidencia la fragilidad de nuestra Caracas, y ante esto ultimo, debemos ejercer la autocrítica y revisar nuestros ombligos para no salir a vender el sofá o buscar culpables. Por el contrario, debemos insistir hasta que la ciudad sea el reflejo de nuestros anhelos como ciudadanos, para ello debemos comenzar por ser ciudadanos y respetar la formalización creativa de una ciudad y este festival para disgusto o placer de muchos forma parte de esa formalización. De no ser así, sólo nos quedarán los centros comerciales como la más segura opción para una Caracas Frágil… y no quiero imaginarme “Un por el medio del Sambil”.

No hay comentarios: