El concepto Arte en el espacio público se viene designando desde los años 60 aquellas tendencia de muchos artistas a sacar sus obras de los museos y a integrarlos en el espacio urbano. Desde entonces una joven generación de artistas se ha involucrado a lo público desechando el espacio nítido museal. Ahora mismo el espacio público confronta nuevos condicionamientos urbanos, historicos, politicos y sociales, lo que hace del artistas público un activista y un nuevo ciudadano. El objeto fundamental del Arte Público es desmitificar el concepto de creatividad… Nuestra intención es convertirnos de nuevo en ciudadano.

jueves, 28 de mayo de 2009

Paraísos artificiales

Paraísos artificiales
por: Douglas García R
___________________________________________

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.

“El interior no sólo es el universo del hombre sino también su estuche”.

W. Benjamin

Los Centros Comerciales se han convertido en nuestros paraísos artificiales, una especie de Prozac urbano, que edificados en distintas partes de nuestras ciudades han hecho de los mismos espacios de identidad, sobretodo, para los ciudadanos que se reconocen y se definen en virtud de ellos, otorgándole la capacidad de favorecer, cultivar y simbolizar relaciones, es decir, obtener de esos espacios la capacidad de ser un lugar. Y este es un hecho que se hace más latente en aquellas ciudades que han perdido espacios de intercambio social y humano.

El concepto del Centro Comercial o Mall no es contemporáneo, tampoco es un invento norteamericano a pesar que fueron ellos los precursores de los centros comerciales modernos y de la tenaz introducción de estos en el cotidiano ciudadano. En realidad, los Centros Comerciales están basado en las grandes galerías comerciales que nacieron sobre todo en la mitad del siglo XIX con la Belle Epoque en muchas metrópolis europeas, como ejemplos se pueden mencionar la Galleria Vittorio Emmanuele II en Milano (1865-1877), la Kaisergalerie en Berlín (1871-1873, destruida en 1944) o el famoso almacén por departamentos GUM en Moscú (1888-1893), los cuales eran pasajes que atajaban calles principales o llevaban de una plaza a otra, en otros casos, eran como plazas cubiertas que intentaban suplir de una manera refinada a los mercados exteriores.

Es a partir de los años 50, sobretodo a partir de 1960, cuando los Centros Comerciales norteamericano pasaron a ser los edificios utilitarios de moda, ya que estos resolvían principalmente los problemas climáticos, de estacionamiento, y porque eran edificaciones atractivas que de manera democrática cubrían las más diversas necesidades de consumo de una sociedad emergente. El traslado a Europa y la proliferación en Latinoamérica de estas construcciones también se gesta en la misma década de los 60. Europa por ejemplo, buscaba en aquella década revitalizar y despoblar los centros históricos urbanos, por lo que rehabilitó viejos edificios de valor históricos utilizados como viviendas como espacios comerciales (oficinas, galerías, hostelerías, etc.) a la vez que se construyeron grandes Centros Comerciales en las periferias urbanizadas y zonas industriales para evitar el tránsito por abastecimiento el casco histórico. En America sucedió todo lo contrario, el descontrolado desplazamiento de la población rural a las grandes ciudades generó una actividad comercial desmesurada que debió ser satisfecha y esto hizo que proliferan dentro del casco urbano flamantes Centros Comerciales, edificados en muchos casos gracias al derribo de edificios de valor histórico.

El Europa Center de Berlín en 1960 se convertiría en el primero de muchos Centros Comerciales de Alemania. El primer Centro Comercial de la ciudad de Caracas se inauguró en el año 1955; “Centro Comercial Las Mercedes” o “Cada Las Mercedes”. Esto sería un año antes de que comenzara la construcción del Helicoide, un monumental Centro Comercial ingeniado como una pirámide helicoidal en la cima de una colina, pero sólo llegó a ser una magnifica obra inconclusa. Por lo que Caracas tendría que esperar 30 años para que el CCCT, otra pirámide, esta vez invertida, que consiguiera el colosal propósito de ser el Centro Comercial más moderno de Latinoamérica. Categóricamente, estas construcciones no sólo se consolidaron en las ciudades, sino que se hicieron parte activa de ellas, convirtiéndose, como es el caso de los fashion mall, en edificaciones fetiches que apoyadas en campañas publicitarias millonarias compiten entre si para mantener su vigencia en la preferencia ciudadana.

El Centro Comercial es un inmueble con entidad comercial o económica, no obstante, se hace notable en las ciudades por su gran connotación sociológica y/o antropológica. Esto se debe a que cumple la misma función que el antiguo concepto de Plaza del Pueblo, la cual propicia actividades colectivas, un lugar de encuentro y de manifestación de los intereses de las personas hacia los otros, desde luego, dentro de un contexto que favorece al comercio y nos aísla de la realidad inmediata. Para tal fin, estos espacios crean áreas y horarios para los diferentes grupos de personas, no escatimando en diseño y tecnología para propiciar la efectiva socialización de las familias, mayores, adolescentes, jóvenes, etc,.. Porque eso de ver y dejarse ver nos ha condicionado, particularmente, a los jóvenes quienes se ven socialmente aceptado por el snob de los fashion mall, de los cuales se hacen adictos, imaginándose a sí mismos como perfectos invitados en los pasillos cosmopolitas, mundanos y seductores y, donde de ser observadores de escaparates pasan a ser los escaparates, de Narciso pasan ser la charca. Los gestores y los comerciantes están al tanto de la aprobación de estos espacios, y organizan sus ofertas, promociones, exposiciones, para todos estos grupos que no son capaces de negarse y aceptan la invitación al hedonismo comercial, a menudo atormentados por la inseguridad y los insuficientes espacios relacionales abiertos en las ciudades, entregándose dado el caso, a su destino con conciencia al no poder defenderse de ellos.

Las ciudades han hecho del consumo y el comercio uno de sus principales reclamos, por ejemplo, el West Edmonton Mall en la ciudad de Alberta que no es de las principales ciudades de interés turístico de Canadá, es un parque temático en si mismo, ya que contiene de un enorme parque acuático con una piscina cubierta de 12,3 millones de litros y una montaña rusa de descomunales proporciones. Este Mall es el más grande del planeta sólo después de South China Mall el cual es una esquizoide mezcla de Las Vegas con Disneylandia, donde se reproduce los lugares más emblemático del mundo tales como Roma, París o Venecia en una China comunista cada día más enloquecida por el capitalismo. A esto se debe añadir que Dubai en su empeño de pasar de ser una aburrida y arenosa ciudad en una esquina del mundo a ser la más futurista del mismo, inaugurara próximamente un mall que tendrá una pista de esquí de más de 400 metros de largo, que son 150 metros más que la del Madrid Xanadu que es la pista de esquí techada más grande de Europa. Evidentemente, hay parques temáticos que sean hechos centros comerciales o parques comerciales, y que si bien los parques temáticos están considerados como museos por el ICOM, no se tardará mucho en clasificar a estos centros comerciales como los nuevos museos.

Debemos estar atentos al hecho de que en muchas ciudades de Latinoamérica nuestra mirada se ha privatizado, y hemos cambiado la independencia de caminar por las calles por la seguridad que nos brinda los pasillos de un Mall, algo que en el fondo no nos salva de nada, porque estos espacio sólo establecen un merodear armónico y poco hostil entre victima y victimarios, de hecho, victimiza a los victimarios. El caso es, que nos han llevado a lo introvertido de un recorrido por espacios que no sólo nos vigila sino que determina quienes hacen buen uso de su capacidad adquisitiva, a la vez que controla nuestros gustos, estilos y actos al normarnos como usuarios,.. Por lo tanto, de ciudadanos pasamos a ser potenciales consumidores, de propietarios de nuestras calles a simples visitantes, de vecinos a clientela… y al igual que la ciudad terminamos llamando progreso a lo ilusorio, encontrando en ello sólo vacío.

Concluyentemente, el Centro Comercial es un paraíso artificial donde podemos adquirir manzanas y serpientes. Y el efecto placebo que produce en nosotros es sólo el acto reflejo a la pérdida de nuestras calles que siempre ha sido nuestro terreno común como semejante. Por ende, estos espacios de estructura radiocéntrica que nos encierra en una ciudad ficticia de cristal, acero y concreto, sencillamente, es la justificación de la grandilocuencia arquitectónica a menudo carente de nuestra aprobación ciudadana y en mucho caso de nuestra sensibilidad como persona. A pesar de ello, los Centros Comerciales reproducen tarifadamente la sencilla contemplación placentera en aquel que sufres de ansiedad y desea de una ciudad un paraíso donde poder relacionarse con similares, sentirse bien siempre que quieras y tranquilo cada vez que lo necesites… todo fuera de casa.

No hay comentarios: